14/06/2025 - Edición Nº337

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Casi el 10% de la población mundial tiene alguna patología tiroidea pero poco más de la mitad lo sabe

13/06/2025 15:48 | Las más afectadas son las mujeres. El hipotiroidismo y el bocio son las más frecuentes. El cáncer de tiroides representa el octavo tumor más común en Argentina



El sistema endocrino es un conjunto de glándulas y órganos que producen y liberan hormonas, mensajeros químicos que coordinan el funcionamiento del cuerpo. La tiroides es una glándula situada en la parte frontal del cuello. Su función principal es producir hormonas que regulan cómo el cuerpo usa la energía.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unas 750 millones de personas tienen alguna patología tiroidea y un 60% lo desconoce. De acuerdo con especialistas del Hospital de Clínicas de la UBA, estas enfermedades afectan más a las mujeres posiblemente por causas hormonales, con una relación de 3 o 4 mujeres por cada hombre. Cuando la función de la glándula tiroides está alterada, esto determina que se produzcan muy pocas o demasiadas hormonas.

 

¿Cómo saber si funciona bien la tiroides? 

“Los síntomas de hipotiroidismo clínico son muy inespecíficos y muchas veces se confunden con la cotidianeidad. Los de hipertiroidismo clínico, en general, son mucho más evidentes”, sostiene el Dr. Fabián Pitoia (MN 97.677), Jefe de la Sección Tiroides en la División Endocrinología del Clínicas.

Síntomas de hipotiroidismo 

  • Cansancio
     

  • Piel seca
     

  • Dificultad para concentrarse
     

  • Somnolencia
     

Síntomas de hipertiroidismo 

  • Temblores
     

  • Palpitaciones
     

  • Aumento en el número de deposiciones diarias
     

  • Nerviosismo

Desde el Clínicas explican que las alteraciones de la tiroides pueden ser funcionales o morfológicas y que, entre las primeras, el hipotiroidismo es por lejos la alteración más frecuente. En un relevamiento hecho en el nosocomio (agregar link), encontraron esta alteración en casi el 6% de la población participante (en la mayoría de los casos, hipotiroidismo subclínico que habitualmente no requiere tratamiento). 

Estas enfermedades afectan más a las mujeres posiblemente por causas hormonales, con una relación de 3 o 4 mujeres por cada hombre

En cuanto a las alteraciones morfológicas, la presencia de bocio (aumento del tamaño de la glándula) con o sin nódulos es la otra alteración más frecuentemente hallada. La prevalencia depende de la metodología con la que se busque esta entidad. Si hablamos de palpación, su prevalencia es cercana al 10%. Estos datos se asemejaron a estudios anteriores realizados por integrantes del Clínicas y de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. 

Sin embargo, si se usa la ecografía de tiroides, esta frecuencia puede aumentar hasta el 50%. Pitoia afirma que el uso rutinario de ecografía en la población normal no está indicada en la población general porque se encontrarán alteraciones morfológicas mínimas que no impactan en la vida del paciente.

A escala global, vienen aumentando los casos de cáncer de tiroides, si bien las tasas de mortalidad se han mantenido estables, tal como refieren en un artículo publicado recientemente por la National Library of Medicine, donde participó Pitoia. En Argentina, está entre los 10 cánceres más frecuentes de acuerdo con datos del Ministerio de Salud. 

En Argentina, el cáncer de tiroidés está entre los 10 cánceres más frecuentes de acuerdo con datos del Ministerio de Salud. 

En este caso, se trata de la aparición de un tumor maligno de la glándula, que incluye varios tipos, “la mayoría con buen pronóstico, aunque esto depende mucho del tipo específico de cáncer y de qué tan avanzada esté la enfermedad al momento del diagnóstico”, sostiene el médico. 

El especialista amplía: “Los tumores se dividen en diferenciados (papilar, folicular y oncocítico), carcinomas medulares de tiroides, de alto grado y anaplásicos. El 95% que vemos está constituido por los primeros, que suelen tener buen pronóstico con el tratamiento quirúrgico solo o asociado al uso de yodo radioactivo”. 

¿Cuándo consultar?

“Siempre que haya antecedentes familiares de disfunciones tiroideas (hipo o hiper) ya que son enfermedades con predisposición hereditaria, en los casos de que aparezca un bulto en la base del cuello (bocio o nódulo tiroideo) o cuando por hallazgo incidental, se encuentre un nódulo tiroideo”, dice Pitoia.

Ahora bien, la mayoría de las disfunciones tiroideas son fácilmente diagnosticables con un simple examen de sangre (midiendo las hormonas TSH y T4 libre). En el caso de los nódulos tiroideos, otra condición muy común, suelen descubrirse frecuentemente de forma accidental durante estudios realizados por otros motivos.

“Las alteraciones morfológicas, como el nódulo de tiroides, requerirán una evaluación de acuerdo al tamaño y a las características que determinen mayor o menor riesgo de malignidad, lo que sigue de una evaluación a través de una punción con una aguja fina cuando amerite. El resultado de esta determinará el tipo de tumor y las alternativas quirúrgicas”, sostiene Pitoia.

Tiroides bajo control: tratamientos para las enfermedades más frecuentes

Desde el Clínicas, explican que en el caso de tener hipotiroidismo, el endocrinólogo indica consumir la hormona sintética levotiroxina en comprimidos. En cambio, en personas con hipertiroidismo, se prescribe un bloqueante de la hiperfunción tiroidea como el metil mercapto imidazol o también con la administración de yodo radioactivo.

En el caso de tener un tumor maligno, las opciones de control pueden ir desde la vigilancia de un tumor maligno sin operación (para el carcinoma papilar de tiroides), el uso de técnicas modernas como la ablación térmica de los nódulos, la lobectomía (sacar solo la mitad de la tiroides) o la tiroidectomía total (toda la glándula) asociada o no a vaciamiento ganglionares y/o la indicación posterior de yodo radioactivo, para los tumores diferenciados de tiroides.

De acuerdo con el artículo publicado por la National Library of Medicine, muchos pacientes con cáncer de tiroides presentan tumores intratiroideos no metastásicos de bajo riesgo, de menos de 2 cm, y la vigilancia activa ha demostrado beneficios en estos pacientes, pero su adopción sigue siendo deficiente en Latinoamérica. Los autores proponen un enfoque de atención centrado en la participación del paciente, la comunicación clara y el seguimiento personalizado.