“Cuando una persona está con cinetosis tiene una sensación de disconfort al viajar en transporte, con síntomas característicos como mareos y náuseas. Se produce por un conflicto entre tres sensores que son los que nos ubican en el espacio: el de la vista, el sistema vestibular -el “laberinto” que está en el interior del oído y es un sensor de movimiento-, y el somatosensorial o propioceptivo -que es la información que recibe el cuerpo a través de la piel, articulaciones, músculos y millones de sensores más-. Cuando esos sensores no coinciden, viene la cinetosis”, explica el Lic. Rafael Suárez Anzorena, Kinesiólogo Fisiatra a cargo de la Rehabilitación Vestibular, integrante de las divisiones de Kinesiología y Otorrinolaringología del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 11.717).
Un ejemplo frecuente de cinetosis es cuando la persona presenta náuseas a la hora de transportarse sin ser quien conduce. “Uno está sentado en el colectivo o en el auto en el asiento de atrás. No ve hacia dónde va el vehículo. Su cuerpo está sentado, sin movimiento, pero por el contrario su sistema vestibular registra el movimiento del medio de transporte, que frena, acelera, que va para un lado, para otro. Esa diferencia de información entre los sistemas sensoriales, genera malestar, sensación de náuseas o ganas de vomitar que son una señal de alarma del cuerpo para salir de esa situación. Cuando se maneja, en cambio, no se presenta la cinetosis: los conductores saben cuándo van a frenar, pueden anticipar un movimiento, la información se traslada al cerebro. El que va atrás no puede elaborar el proceso como quien conduce”, sostiene el especialista en Rehabilitación Vestibular.
Según expertos de la Sociedad Bárány, entidad dedicada a la investigación vestibular, el mareo por movimiento es una respuesta fisiológica normal que puede producirse en casi todas las personas. Desde el Clínicas afirman que esta se suele identificar en la infancia. “A muchos chicos les encanta la calesita, otros se marean. De este segundo grupo, en algunos casos siguen padeciendo los mareos cuando crecen y en la adultez suelen ser migrañosos. Lo importante es saber que la cinetosis puede durar toda la vida si uno no desarrolla la interacción entre los sistemas sensoriales”, advierte Suárez Anzorena.
¿Cómo se trata?
En la rehabilitación kinésica vestibular se trabaja para buscar el equilibrio entre los sistemas sensoriales. Sus especialistas recomiendan:
Cuando se detectan malestares en la infancia: poner a los chicos en situación de estímulo. Ayudarlos a que se vayan acostumbrando progresivamente a distintas situaciones. Por ejemplo, mareándose un poco a través de los juegos de la plaza.
En los adultos, también es posible hacer ejercicios para habituarse: empezar a viajar de forma gradual para acostumbrarse al estímulo, a distintos movimientos y aceleraciones, para que el cuerpo los perciba como normales. También en este caso puede ayudar subirse a hamacas, trampolines, juegos de salto. Es aconsejable que el entrenamiento sea constante cuando se tiende a sufrir cinetosis.
Si se presenta un viaje urgente, un médico puede indicar tomar dramamine (u otros medicamentos). Esta sustancia bloquearía la información nerviosa del sistema vestibular a los núcleos vestibulares. Se sugiere tomar entre ½ y una hora antes cuando uno no puede bajar del transporte que suele sentirse mal, como cuando viaja en avión o barco. Entre sus efectos, puede generar somnolencia.
El médico debe confirmar el diagnóstico para cada persona. Es quien deriva a rehabilitación kinestésica y/o receta medicación cuando corresponde. Las áreas a cargo del tema son Neurología, Neurotología y Otorrinolaringología. En el caso de los chicos, consultar al pediatra. Se llega al diagnóstico de forma clínica y a partir de la historia de salud de cada persona.
Antes de un viaje, se aconseja además descansar y comer bien. Hacer lo contrario suele empeorar los síntomas de cinetosis.
Evitar pantallas en los viajes, mirar hacia afuera, contar molinos, patentes, colores de los autos, carteles, etc., no solo para disfrutar del paisaje. Esto reduce la sensación de mareo y brinda más información al cuerpo sobre el traslado que se está efectuando, para que permanezca equilibrado.
Cantar durante el viaje. Hacer vibrar las cuerdas vocales estimula al cuerpo desde adentro. Nos distrae y entretiene.