Esta enfermedad, que afecta a cerca de un 37 por ciento de personas mayores de 18 años en la Argentina y a más de un 60 por ciento entre los mayores de 65, puede cursar en forma silente o asintomática por mucho tiempo y si bien no posee una cura, cuenta con tratamiento eficaz para su control.
“El aumento de la prevalencia de la hipertensión arterial se debe a múltiples factores, entre ellos al envejecimiento poblacional, la mala alimentación, la diabetes, el sobrepeso y obesidad; el sedentarismo, el tabaquismo, así como la dislipidemia”, explica el Dr. Carlos Reguera, médico cardiólogo y Jefe de Cardiología y Medicina Preventiva de INEBA (MN: 121.107).
Estos factores de riesgo contribuyen a que la enfermedad cardiovascular persista como la primera causa de muerte a nivel mundial.
“Es importante consultar con un especialista ante los síntomas de cefalea, rubor facial, mareos, visión doble, taquipnea, taquicardia, zumbidos en oídos, cansancio, dolor de pecho, etc. Asimismo, una vez con el diagnóstico, cuando el paciente comienza un tratamiento, es importante que no lo abandone. La presión arterial bien controlada mejora la calidad de vida en múltiples aspectos y la única forma de saber si se tiene presión alta es controlándose”, agrega el especialista.
Los principales órganos afectados por la enfermedad son: corazón, cerebro, retina y/o riñones. Una de las claves para mantener la tensión arterial bajo control es que cada persona conozca cuáles son sus registros. En este sentido, la educación y el automonitoreo son herramientas fundamentales, así como el correcto seguimiento clínico, garantizando el éxito terapéutico.
Ocho recomendaciones para mantener la presión arterial controlada